lunes, 18 de agosto de 2014

Ladrar y criticar

CHANCHONADA 295º
Ladrar y criticar.



Muchas veces hemos escuchado la frase: “Ladran Sancho, luego cabalgamos”; o sus diferentes variantes, todas ellas atribuidas a Miguel de Cervantes en su obra “Las aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”. La verdad, es que en nuestra época de bachiller tuvimos que leer diferentes capítulos de esta obra; pero nunca acertamos con el pasaje ese donde los perros le ladran al caballero Don Quijote y a su escudero Sancho Panza,... el que más se acerca, es cuando ambos visitan la villa del Toboso,... pero aún así no existe tal frase.

Resulta, que una mentira repetida mil veces, para mucha gente se transforma en verdad; pero no deja de ser una mentira que se ha repetido mil y una vez,... y sigue siendo una mentira. La citada frase, “Ladran Sancho, luego cabalgamos”; NO EXISTE en la obra del Quijote de la Mancha; Miguel de Cervantes NUNCA la escribió.

Existen diferentes variaciones de la frase; algunas en España y otras en países de América,... ¿porqué?. Lo que más se aproxima a esta frase es un poema (de 1.808) del poeta romántico alemán Goethe. Luego, hay otra versión, sobre que la frase está incluida en una película de Orson Wells sobre el Quijote,... Lo importante es que la frase no es de la autoría de Miguel de Cervantes, y por lo tanto no está en el Quijote.


La cita en concreto tiene mucho mensaje profundo; superficialmente hace referencia a las personas que hacen caso omiso de las críticas; en la frase hay un desprecio absoluto hacia los críticos, al asemejarlos con los perros; claro que despreciar las críticas muestra una posición arrogante del protagonista.

Las críticas pueden ser buenas o malas, ser constructivas o destructivas;... pero, es bueno pararse un momento a escucharlas, reflexionar sobre ellas, siempre se aprende más de las críticas que de las loas. Quien tiene miedo a las críticas, muestra su debilidad ante los demás; lo que hace es una escapada de la realidad; pero la realidad siempre está ahí.

Ante nuestras obras, hechos, dichos,... nosotros tenemos que ser los primeros en reflexionar sobre ellos. Valorar el costo del trabajo hecho y el beneficio de lo logrado; ponderar si el camino y las formas fueron las más adecuadas, valorar otras opciones,... Reflexionar sobre las críticas, y también sobre los críticos; pues podemos coger de ellos otros puntos de vista que nos son ajenos,... y de ellos también se aprende.

Ahora bien, despreciar las críticas y seguir adelante ignorándolas; es similar a un alumno que va de suspenso en suspenso, sin aceptar que lo hace mal, y que la culpa es del profesor, del método de enseñanza, del sistema educativo,... El equivocarse forma parte de la condición humana, rectificar es una buena señal que indica sabiduría y madurez; mantenerse en el error es señal de necedad.

Las críticas buenas o malas de nuestros amigos y adversarios, nos quitan la venda de los ojos, y así de esta manera sabemos si cabalgamos sobre un caballo de verdad, o estamos a lomos de un Clavileño (caballo de madera que montan Don Quijote y Sancho, ambos con los ojos vendados).

Lamentablemente, nuestros políticos en activo no les gusta nada que les critiquen; incluso también algunos que ya no están en activo, aún llevan mal que les recuerden sus tiempos pasados.


Como dijeron nuestros admirados “Les Luthiers”: “errar es humano, pero echarle la culpa a otro, es más humano todavía”. Claro, que nosotros también tenemos muy presente otra de sus grandes frases: “lo importante no es ganar, sino hacer perder a los otros”.



Mirador do Monte Ancos, a 18 de Agosto do 2.014.
Pedro Alemán Francés. Profesor de Arameo Clásico en la Universidad de Porrera (Tarragona; España).






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